Hoy vimos en el mercado central una remera que mostraba a Bratislava en el medio de un laberinto con ciudades como Viena, Praga y Cracovia en los vértices. Creo que esa es la mejor imagen para retratar a Bratislava: es fácil de llegar, pero una vez adentro es imposible de salir.
Hoy amanecimos chochas sin despertador y sin saber cómo ibamos a llegar a Cracovia (nuestro próximo destino) que queda sólo a unos 250 kms. Si la pregunta "qué tan dificil puede ser?" se nos cruzo por la cabeza, fue una mala idea... El gentil muchacho del front desk nos comentó que no hay ida directa a Cracovia desde Bratislava, que antes hay que ir a la Republica Checa (para los que no saben, es otro pais desde 1994 aprox) y de ahi encontrar algo que te tire en Polonia. La unica opción viable, con solo un cambio de tranposte supuestamente salía mñana a las 11am por lo que avisamos que maniana no dormíamos acá... pero, OH SORPRESA, en la estación de bondis nadie sabe de este viaje, por lo que nos quedamos sin opciones viables.
Volvimos con puchero al hostel donde finalmente conciliamos un viaje directo nocturno a Cracovia... sale a las 23pm y llega a las 7am (8hs para hacer 250km... algún problema había). Resulta que el norte de Eslovaquia esta bordeado por los High Tatras (cadena montañosa imponente) y como estos tercer mundistas todavía no encontraron por dónde cavar para llegar del otro lado, hay que dar toda la vuelta al país para llegar a Polonia.
Indignadas pero satisfechas con haber encontrado la solución al problemita matutino, salimos a hacer turismo por esta ciudad que nos enamoró con su mezcla de estilos arquitectónicos al mejor estilo collage.
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