Hoy nos despertamos con un delicado (no va con ironia, es de verdad) golpecito en la puerta con el guardia que nos avisaba que en minutos llegaríamos a Cracovia. Puntual como siempre, desembarcamos en un lugar idílico... tal como nos la imaginábamos. Chiquitita y cálida (a pesar de la lluvia incesante, el viento apabullantes y el cielo gris que todo lo cubría de melancolia). Cracovia no es ni más ni menos que lo que promete ser: el pueblo que una vez fue capital polaca y que vio nacer a Juan Pablo II.
La gente del hostel un 10. Nos abrieron la puerta con una sonrisa a eso de las 6.30am a pesar de que el check in era recién a partir de las 12. Fuimos a un super a comprar un desyuno improvisado que tomamos en el cordón de la vereda, hasta que el frío nos superó. Volvimos al hostel por un café calentito y encaramos el turimos habitual bajo una llovizna molesta. Entre el castillo y seguir los pasos de Juan Pablo II se nos fue la mañana. Almorzamos calentito y nos tiramos a dormir una siesta... para nosotras esto es un continuado del día 15, el día no parecería haber cambiado... al menos hasta que dormimos.
Amanecimos al dia 16 a eso de las 4pm, salimos a caminar, batallando contra el frío y terminamos de shopping: que cosa rara! Padres a no preocuparse que hoy no compramos nada...
Frustradas ante la incapacidad de llamar a nuestras casas (no existe la International Calling Card ni un teléfono público) optamos por una ducha de agua caliente y usar la segunda mejor forma de comunicación desde tan lejos: Internet.
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